8 ene 2010

Año nuevo, ruta nueva

Ya no sé qué busco, qué quiero, ni qué espero.

Estoy sentada en una parada de autobús. No sé qué línea coger para ir a no sé qué sitio, ni sé cuando pasará un bus que, realmente, no sé si puedo permitirme, y no sé si quiero permitirme. Demasiadas cosas que no sé, y aumentan cada día, y me pierdo más cada día, y me canso de esperar. Los bancos de las paradas nunca fueron muy cómodos.

Si supiese a dónde voy, correría.
Si supiese cómo llegar, correría.
Si supiese por qué ir, correría.
Correría, correría, y tal vez llegase, o tal vez no. Pero al menos estaría tranquila sabiendo que intenté llegar. Y no esto, aguardar aquí sentada a no sé qué, a no quiero saber qué, esperando, esperando, esperando. Y el autobús tal vez no llegue. Tal vez me deje en el sitio equivocado. Tal vez me monte y me de cuenta de que no quiero ir. Tal vez me quede dormida, y lo pierda.

Ojalá pudiera correr. Pero no tengo meta.