¿Nadie se ha levantado nunca completamente feliz para, al cabo de un par de horas, odiar a la Humanidad en general, y a los amigos en concreto? Verlos, escucharlos, oírlos reír, y pensar "Pero qué HARTA estoy, ¡les arrancaría sus respectivas cabezas a todos ellos y las ensartaría en una estaca!", o similares.
He dado en llamar a esto Filofobia.
Es un estado de completo hastío y repulsión hacia los amigos y otros seres pseudoqueridos, generalmente transitorio, y sintomático de una absoluta necesidad de cambio de ambiente. (también puede tratarse de un brote psicótico que acabe dando lugar a escenas gore en medio de un pasillo del instituto/facultad donde ha comenzado el sentimiento filofóbico, consistentes en bolis clavados en los ojos o dedos afilados con sacapuntas de los provocadores de la fobia, por ejemplo).
En momentos como estos, en vez de tirar a los entes pseudoqueridos por un puente, o tirarse uno mismo, lo mejor es irse de vacaciones (ya sean físicas o mentales) a cualquier lugar feliz por el que no aparezcan los dichos entes, y así, dar tiempo a que se reprima y minimice el efecto del brote filofóbico.
OJO: Volverá.
Así que, en caso de que alguien haya mostrado estos síntomas (cosa que no le deseo a nadie), mi consejo es: HUYE. Y busca más amigos antes de descuartizar a los que ya tienes.
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(¿Leerán mis amigos este blog?)
PUEDE que sí. (Ya has conseguido leer, ¿eh?)
ResponderEliminarLo escribí hace un par de años, es parte de los relatos de "Sueños Perturbadores".
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